Los Picos de Europa, situados al Norte de la Península Ibérica engloban además del Macizo Occidental, que conformaba el antiguo Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, los Macizos Central y Oriental y los valles de los ríos Sella (en su tramo en León) y Cares (en León y Asturias), y la margen derecha del alto Deva (en Cantabria).
El Macizo Central es el de mayor altitud y relieves mas escarpados. En él se sitúa la altura máxima de toda la Cordillera Cantábrica, el Pico Torrecerredo con 2.648 m, así como otras cumbres como el Llambrión, Peña Vieja y el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes.
El Macizo Occidental es el más extenso, y tiene un relieve más suave hacia la vertiente norte, donde se encuentran los lagos Enol y de La Ercina, a los que se accede por carretera desde el Santuario de Covadonga. Su cumbre más alta es la Peña Santa de Castilla con 2.596 m.
El Macizo Oriental es el de menor extensión, del que destaca su vertiente sudeste, que se eleva imponente sobre la comarca cántabra de Liébana. La Morra de Lechugales, con 2.444 m es su mayor altitud.
El resto del Parque Nacional lo forman los valles que rodean la masa caliza de los Picos de Europa, con matorrales y bosques atlánticos de hayas y robles en sus laderas y pequeños pueblos en el fondo de los valles. Se trata de un espacio humanizado, en el que los usos tradicionales han contribuido a la formación de su singular paisaje. La actividad humana no ha impedido, sin embargo, que se conserve.