Timanfaya, declarado en 1974, representa los mejores sistemas naturales de origen volcánico de la región Macaronésica, y tiene su origen en las erupciones acaecidas durante los siglos XVIII y XIX. Entre 1730 y 1736 se dieron los episodios eruptivos más importantes de la historia contemporánea de la humanidad, por su duración y su dimensión. El último episodio eruptivo tuvo lugar en 1824, y su poder destructivo aún quedan vestigios como son las anomalías geotérmicas, alcanzándose temperaturas de hasta 610 ºC a 13 metros de profundidad. En el Parque Nacional de Timanfaya tienen lugar los procesos ecológicos de colonización y sucesión biológica.