El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido constituye una unidad geográfica de primer orden. Domina su orografía el macizo de Monte Perdido o de Las Treserols, 3.355m., impresionante “edificio” geológico, el de mayor altitud de la Europa Occidental, de origen sedimentario, y conformado por tres cimas “hermanadas”: Monte Perdido, Cilindro y Soum de Ramond ó Pico de Añisclo. Bajo sus alturas se abren los profundos cañones, circos y gargantas de Ordesa, Añisclo, Pineta y Escuaín, modelados desde tiempos remotos por las aguas de los ríos Arazas, Bellós, Cinca y Yaga.
La complicada historia geológica y morfológica, junto con un clima singular y extremado, han dado como resultado una elevada altitud y la presencia de un mundo vertical y complejo ocupado por infinidad de paredes, fajas, murallas, barrancos y simas. El paisaje del Parque muestra grandes contrastes. En las zonas altas predomina la extrema aridez de los desiertos kársticos, donde el agua de la lluvia y el deshielo se filtra bajo el suelo a través de grietas y sumideros, En los valles, el agua está siempre presente saltando en forma de cascadas y barrancos cubiertos por una vegetación exuberante.
El Parque Nacional acoge una amplia muestra de fauna y flora pirenaica con especies tan emblemáticas como el tritón pirenaico, el quebrantahuesos, la oreja de oso, la corona de rey, el treparriscos o el sarrio.
Alrededor del Parque Nacional existe todo un “paisaje pirenaico humanizado” donde la vida depende desde hace siglos del respeto por el entorno. Pueblos y gentes del Sobrarbe han mantenido hasta el presente buena parte de sus modos de vida tradicionales, base sobre la que se asienta como Patrimonio de la Humanidad, declarado por UNESCO en 1997,el bien “Pirineos-Monte Perdido”.